El invierno se vislumbra a lo lejos y ya se empieza a notar la bajada de temperaturas. Aunque no deja de ser algo pasajero, los síntomas de los resfriados son realmente incómodos y suelen llegarnos en el peor momento: una semana con carga extra de trabajo, un viaje de relax o una reunión importante, por citar algunos ejemplos.
El llamado trabajo de oficina, es decir, trabajar sentado frente al ordenador propicia esa sensación de frío, entumecimiento de los músculos y, por lo tanto, posibles dolencias o resfriados a consecuencia de ello. Y es que a nadie le apetece ponerse malo así que no hay más remedio que poner los medios necesarios para prevenir, en la medida de lo posible, estas situaciones.
Eso sí, todo será más fácil si dentro del plan de beneficios de la empresa se incluye el seguro médico. ¿Quieres saber más?
Salario emocional y beneficios sociales
Si todavía no sabes qué es el salario emocional, te diremos que es el conjunto de las retribuciones no económicas que un trabajador puede obtener de la empresa y cuyo objetivo final es incentivarle, es decir, cualquier tipo de beneficio no monetario que una empresa ofrece a sus trabajadores. Va de la mano de los beneficios sociales, y todo ello con el objetivo de mejorar la situación laboral del trabajador y conseguir que su calidad de vida en el trabajo sea lo mejor posible.
Entre los beneficios sociales más valorados están el seguro médico, el cheque guardería, el anticipo de nómina y el cheque transporte, entre otros.
La tranquilidad de contar con un seguro médico es muy valorada por los trabajadores: en cualquier momento pueden acudir a un profesional médico para que les prescriba los medicamentos necesarios para hacer frente a resfriados, catarros y otras dolencias.
Catarros y gripes, a la orden del día
La bajada de las temperaturas trae consigo un periodo de concentración de enfermedades de las vías respiratorias, principalmente catarros y gripes. Esto sucede por varias razones. Por un lado, con el propósito de mantener calientes los órganos vitales, el frío provoca que disminuya el flujo de sangre en las extremidades. Esto supone un mayor esfuerzo del cuerpo para mantener su temperatura interior, debilitando las defensas encargadas de combatir enfermedades.
En segundo lugar, los ambientes fríos son el aliado perfecto para la proliferación de virus respiratorios como el del resfriado común. Si a todo ello sumamos que en épocas frescas pasamos mucho más tiempo en espacios cerrados, se incrementan aún más las posibilidades de contagio entre personas.
Cambio de estación, cambio de alimentación
El invierno implica una serie de cambios para nuestro cuerpo, por ello es decisivo modificar nuestros menús a las peculiaridades de esta época. En este sentido, hay una serie de alimentos que van a contribuir a mantener el calor corporal a la par que se refuerza el sistema inmunitario frente a catarros, resfriados y otras complicaciones.
Los llamados platos de cuchara, como sopas y caldos, constituyen un clásico que aporta nutrientes especiales al mismo tiempo que ayuda a entrar en calor. Por la presencia de carbohidratos (patatas), vitaminas (verduras) y proteínas (carne o pescado) los guisos también resultan muy completos, ya que mientras que la carne es fuente de proteínas, hierro, vitamina B y zinc, el pescado azul es rico en omega-3.
Además, en relación con el bienestar psicológico, seguir una dieta con niveles altos de carbohidratos y bajos en grasa se asocia con niveles menores de ansiedad y depresión.
Hidratados también en invierno
¿Sabías que el organismo también necesita mantenerse hidratado en la estación invernal? Además de beber agua, una buena forma de conseguirlo es tomando bebidas calientes. En este sentido, el té y las infusiones son especialmente recomendables ya que, además de ayudarte en tu propósito, pueden resultar beneficiosos para tu salud. En cualquier caso, si te decides a incorporarlos a tu alimentación, infórmate bien tanto de sus propiedades como de sus contraindicaciones en determinados casos.
El bienestar de la piel
La piel es el órgano que más sufre las inclemencias meteorológicas. Es por eso que durante los meses de otoño e invierno la piel necesita cuidados extra. Al volverse más seca pueden aparecer rojeces, cierta tirantez o pequeñas grietas.
Una de las causas de mayor sufrimiento de la piel (y principales causantes de resfriados) son los cambios bruscos de temperatura. El trayecto de casa al trabajo suele pasar por distintas fases: calle, transporte, de nuevo calle y finalmente oficina. La piel apenas tiene tiempo para adecuarse del frío del exterior al calor de los ambientes cerrados, de ahí que sea tan importante compensar estos vaivenes.
¡No te olvides los guantes!
Las manos son una parte muy sensible de nuestro cuerpo que se encuentra continuamente expuesta. El uso de guantes y aplicar una buena crema hidratante tantas veces como sea necesario, suelen ser los dos hábitos más efectivos para su cuidado. En cuanto a los labios, un producto específico que actúe como barrera protectora ayudará a evitar su sequedad.