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¿Cuidas tu corazón como se merece? 

Es cierto que las necesidades de oxígeno del corazón pueden variar en función de la actividad que realicemos o el estrés al que estemos expuestos.  Aunque el trabajo de oficina en principio no conlleve mucho esfuerzo físico, es importante conocer cuáles son los factores que pueden perjudicarlo a largo plazo. Siempre estamos a tiempo de modificar algunos de nuestros hábitos para mejorar nuestra calidad de vida y nuestra salud. 

Estrés, sedentarismo y mala alimentación  

¿Sabías que las personas que sufren estrés en el trabajo tienen un riesgo un 48% mayor de padecer fibrilación auricular frente a las que no lo padecen? Evitar retrasar tareas que nos preocupan, aprender a decir que no y priorizar son tres consejos para deshacernos del estrés, o al menos reducir su impacto en tu salud. 

Por su parte, el ejercicio físico es casi indispensable a la hora de prevenir numerosas enfermedades, especialmente las cardiovasculares. En la medida de lo posible, lo recomendable sería hacer un descanso en el que poder estirar las piernas cada 45 minutos o, como mínimo, cada dos horas. Utilizar el transporte público también es una buena opción ya que te permite bajarte antes de tu parada y hacer parte del trayecto caminando. 

Aunque comer fuera de casa no implica llevar una mala alimentación, el ritmo vertiginoso de la vida diaria suele traer como consecuencia la pérdida de algunos hábitos saludables como beber agua a menudo o controlar la ingesta de sal. A la hora de comer procura evitar comidas copiosas y elegir aquellas en las que figuren verduras, frutas, pescado y legumbres. 

Consejos de expertos 

La Fundación Española del Corazón ofrece diez reglas esenciales para cuidar el corazón y mejorar tu calidad de vida. Puedes encontrar más información al respecto en su web. 

  1. Cuida tu alimentación. Una dieta completa, variada y equilibrada en la que alternes productos lácteos, frutas, verduras, legumbres, carne, pescado y frutos secos. 
  1. Haz ejercicio físico. Bastarán 30 minutos de actividad de ligera a moderada durante varios días a la semana para que tu cuerpo pueda reducir los efectos negativos de una vida sedentaria.  
  1. Deja de fumar. Prácticamente está prohibido fumar en cualquier sitio. Aprovecha esta circunstancia y plantéate dejarlo de una vez por todas. Pide ayuda a tu médico si lo consideraras necesario. 
  1. Controla el peso. Aunque se suele hablar de un peso ideal, lo cierto es que siempre hay unos kilos de margen en los que te encuentras sano. En caso de hablar de sobrepeso ya deberías acudir a un profesional.  
  1. Atención a la grasa. La grasa acumulada en el perímetro abdominal a nivel del ombligo puede ser peligrosa para el corazón. En la mujer debe situarse por debajo de 88 cm y en los hombres por debajo de 102 cm.  
  1. Controla la tensión arterial. Aunque seas una persona sana, es bueno verificarla al menos una vez al año. En caso de haber sufrido algún problema cardiovascular o ser hipertenso deberás ser más exhaustivo en los controles preventivos, tal como te informará tu médico. 
  1. Mantén a raya el colesterol y la glucosa. Una dieta sana y hacer ejercicio son las claves para lograrlo. El médico te dará las pautas necesarias para mejorar tu alimentación en ese aspecto. 
  1. Conoce tu riesgo cardiovascular. A partir de tu historial médico y tus antecedentes personales y familiares, el médico valorará los factores que pueden resultar perjudiciales para tu salud. La prevención es la clave. 
  1. Acude a un profesional. Ante cualquier duda o síntoma que te preocupe deberás acudir al médico. En caso de enfermedad apóyate en tu familia, tus amigos u otras personas que se encuentren en una situación similar.  
  1. Adiós al estrés. Como veíamos en la primera parte de este artículo, el estrés es un gran factor de riesgo en el trabajo. Si no pones remedio puede pasarte lo mismo en casa. Tómatelo con calma, ¡sólo tienes un corazón!