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Los pilares que te ayudarán a triunfar (y no solo en el trabajo) 

Al margen de factores como la suerte, el entorno o las circunstancias de cada cual, existen una serie de pilares que ayudarán a quienes los tengan bien presentes en su vida, tanto a nivel laboral como a nivel personal.  

Una buena formación, tener bien definidas las metas laborales y personales, así como desarrollar cualidades como la perseverancia, el esfuerzo, la paciencia o la empatía son algunos de estos aspectos que nos ayudarán en nuestro camino hacia el éxito. 

La formación, parte importante del salario emocional 

Formación sí, cualquiera no. Es importante elegir formaciones de calidad para que realmente sean efectivas. Triunfan las orientadas a la mejora de las destrezas digitales, el aprendizaje o perfeccionamiento de idiomas, la formación relacionada con el liderazgo y la gestión de equipos, o el desarrollo personal como la comunicación y la oratoria. 

Actualmente ya estamos familiarizados con el término salario emocional. Efectivamente, es aquel que designa atodas las retribuciones no económicas que el trabajador puede obtener de la empresa y cuyo objetivo es incentivarle de forma positiva. Y es que, hoy en día no se valora solo el salario sino que también cobra importancia ese algo más que completa la remuneración, facilita el día a día y aumenta la sensación de bienestar. 

Todas esas facilidades asociadas al salario emocional se traducen en beneficios no sólo para el empleado sino también para la empresa ya que aumentan la productividad, facilitan la retención del talento, fomentan el sentimiento de pertenencia y disminuyen el absentismo laboral. 

Una buena actitud, punto de partida de la confianza en uno mismo 

No hay nada como mostrar seguridad y confianza en las propias capacidades para salvar cualquier obstáculo. Lograr las metas que nos proponemos es más fácil cuando se tiene confianza en poder seguir los planes para alcanzarlas. Creer en uno mismo hace que los demás tiendan a hacerlo. 

Mantener una actitud positiva al abordar cada situación con la seguridad de que puede solventarse cualquier problema, es clave para hacerlo. Las personas con actitud resolutiva saben que darán con la solución adecuada y lo defienden con una actitud positiva.  

Asimismo, también es importante saber aceptar tanto el éxito como el fracaso. En este sentido, cualidades como la empatía nos ayudarán a ponernos en el lugar de los demás en los momentos más complicados. Estos valores marcan la diferencia entre las personas y, por lo tanto, su camino hacia el éxito. 

El ingenio y la creatividad son necesarios en cualquier aspecto de la vida. Ser creativo es tanto tener alma de artista como saber gestionar los propios recursos para encontrar soluciones en las distintas pruebas del día a día. 

Diseñar nuestra hoja de ruta 

La organización y la planificación forman un gran tándem con el que todas las personas deben contar en cualquier plano de su vida. Una buena hoja de ruta donde queden plasmadas las distintas partes del camino junto con la manera de llevarlo a cabo resulta imprescindible para alcanzar cualquier objetivo.  

Por  otro lado, para alcanzar algo lo primero que debe hacerse es desearlo. La motivación que lleve a conseguirlo es un valor seguro al que aferrarse cuando flaquean las fuerzas o aparece el desánimo. Saber motivar a los que nos rodean ayuda a sacar lo mejor de los demás, y a su vez conlleva una retroalimentación beneficiosa para todos.  

La comunicación es un requisito indispensable para relacionarnos con el mundo que nos rodea y, por tanto, con las personas con las que trabajamos y convivimos. Practicar la escucha activa, ser asertivo, crear buen ambiente y lograr una convivencia cordial son cualidades de las personas con éxito. 

Aquellos que tienen carisma y cuidan las relaciones con los demás, construyen una red de personas dispuestas a ayudar cuando se les pide. 

Las cosas de palacio 

Ya lo dice el dicho: las cosas de palacio van despacio. Y es que tener paciencia nos va a proporcionar la calma y templanza necesarias para que cualquier proyecto llegue a buen puerto tanto dentro como fuera el trabajo. Si bien es cierto que hay quienes la pierden con más frecuencia, todas las personas pueden trabajarla.  

La perseverancia es prima hermana de la constancia, la firmeza y el tesón: es tener claro un objetivo y emplear las estrategias necesarias para lograrlo. La práctica lleva a la perfección, o al menos se le acerca. En cualquier caso, la realización continuada de una actividad es indispensable para conseguir esa habilidad o experiencia. Con esfuerzo y voluntad todo es posible.