La conciliación laboral ¿asignatura pendiente para septiembre?

conciliacion laboral

Se acerca el final de curso y toca balance. Una de las asignaturas más difíciles de aprobar es la conciliación laboral. Hacer verdaderos malabares para no volvernos locos a lo largo de la semana, puede resultar algo más sencillo poniendo en práctica algunas acciones que mejorarán la gestión del día a día.

Por otro lado, es un tema que no solo repercute en la vida personal de los empleados, sino también en la laboral y por extensión a la empresa. Los empleados felices están un 36% más motivados y son un 31% más eficientes. Un empleado que esté tranquilo porque sus hijos están bien atendidos, se concentrará más y será más productivo. Por eso, los beneficios sociales son una buena manera de potenciar su creatividad y bienestar, en especial los relacionados con la guardería o escuela infantil.

Planificación flexible

El primer paso para conciliar familia y trabajo es tener claro qué tareas, actividades o citas hay que cumplir. Hacerlo de forma semanal permitirá tener una visión global de lo que deparan los siguientes siete días.

Para plasmar los datos más generales (consulta del médico, la exhibición de judo, asistencia a un cumpleaños…) utiliza un calendario y ponlo en un lugar visible como la cocina o el recibidor. Respecto a las tareas que supongan una preparación previa (reunión, exámenes, proyectos) asigna a cada una un orden de importancia.

Apunta las que tengas previstas a corto plazo y divídelas en tres tipos: urgentes, importantes e innecesarias. Esto te ayudará a gestionar mejor el tiempo y aceptar que el día tiene unas horas concretas.

La trampa de la perfección

La mayoría de las personas buscan la excelencia en su trabajo pero, muchas veces este deseo se vuelve en su contra. ¿Eres tú una de ellas? Si tu nivel de exigencia es muy grande, puede darse el caso de que retrases el comienzo de un proyecto por no darse las condiciones idóneas, te estanques ante la menor dificultad o te cueste seguir cuando te entran las dudas. La consecuencia de todo ello es que terminarás por no pensar con claridad y aparecerán los temidos bloqueos, y sus respectivos agobios.  

El tiempo es limitado y esto supone no caer en la trampa de la perfección. Es importante hacer bien las cosas, pero también ser conscientes de que no compensa destacar en una si supone suspender en las demás. Esto se hace palpable cuando debes equilibrar tu vida laboral y tu vida personal.

¿Por qué nos cuesta delegar?

Aceptar que en determinadas circunstancias es imposible llegar a todo, es el primer paso para aprobar en conciliación. Buscar ayuda exige tener autoconfianza para reconocer que no es un tema personal de si podemos o no alcanzar nuestras metas, sino más bien que es un ejercicio realizado por una persona inteligente que entiende sus necesidades y sabe gestionar sus recursos.

A veces, mirando alrededor, la percepción nos engaña y creemos que todo el mundo tiene vidas perfectas, nunca llegan tarde y viven siempre en armonía y felicidad. Hablando con tus amigos y compañeros te darás cuenta de que la vida de cada persona tiene sus propias circunstancias y peculiaridades. Poner en común los trucos o ideas que a cada uno le funcionan es una buena manera de ayudar a los demás y a uno mismo.

Contar con el apoyo de la familia, contratar ayuda externa o elegir una escuela infantil adecuada a las necesidades del niño y la familia, son algunas de las opciones que te ayudarán en este punto.

Las ventajas de Internet

Siempre quejándonos de las nuevas tecnologías y, más concretamente de Internet, hace que no nos demos cuenta de que, bien utilizadas, pueden ahorrarte mucho tiempo (y dinero).

Eso sí, como usuarios de Internet debemos recordar que es preciso apostar por una Internet segura. Resulta esenciar plantearnos cómo aprovechar al máximo las oportunidades que nos brinda el entorno digital y mitigar a su vez sus efectos negativos. 

Abonarte al teletrabajo, hacer la compra semanal, pedir cita con tu seguro médico o asistir a una reunión vía Skype son algunos gestos que facilitarán el día a día. Y eso, al final de la jornada, se nota. Introduce una serie de cambios en ese sentido y verás cómo llegas al viernes de otra manera.

Por último, cada cierto tiempo tómate unos minutos para reflexionar sobre los puntos anteriores. ¿Has encontrado el equilibrio emocional entre tu trabajo y tu vida familiar? ¿Qué podrías hacer para mejorarlo? Si ves que las cosas no funcionan como deberían, no te desanimes. La siguiente semana irá mejor, seguro.