¿Crees que el salario emocional es una moda o ha venido para quedarse?
Creo que el concepto de “salario emocional” es como llamamos actualmente a lo que venimos haciendo en muchas empresas desde hace ya algunos años: impulsar el compromiso y la felicidad de nuestros colaboradores con fórmulas que permitan conciliar las diferentes actividades de la vida, que cuiden de nuestro bienestar físico y emocional y que nos permitan desarrollarnos como profesionales y como seres sociales.
Tras los acontecimientos tan increíbles de los últimos años, nos hemos dado cuenta de la importancia de encontrarnos bien en nuestras empresas. Nuestros paradigmas han cambiado y ya esperamos mucho más de nuestro entorno laboral que unos ingresos a fin de mes; queremos que la experiencia para llegar a ese objetivo sea lo más satisfactoria y plena posible, y cuando se comprueba que eso es posible y compatible con los objetivos de la empresa, el salario emocional se convierte en un imprescindible para ser capaz de cumplir las expectativas de bienestar de las personas que forman parte de un proyecto.
Cada día adquiere mayor relevancia el cuidado del bienestar mental de los empleados. ¿Qué planes vinculados al mismo diría que tienen mejores resultados?
Pues yo te diría que lo más importante es tener la base higiénica sólida, salarios más acordes y justos con el trabajo desarrollado, medidas que te permitan conciliar, que te hagan más fácil el día a día: pagar la guardería de tus hijos, poder comer a mediodía sin problemas, horarios flexibles…Sin esa base higiénica por mucho que hagas clases de yoga o visitas al psicólogo no vas a mejorar el bienestar mental.
Escuchar activamente a tus colaboradores, para saber cómo se sienten, que es lo que les preocupa, tratar de ayudarles a gestionar su incertidumbre.
La pandemia ha generado mucha incertidumbre. Las personas necesitan certezas, por eso la comunicación y la transparencia deben de ser básicos en las organizaciones.
Una vez hecho esto, poder ofrecer soluciones orientadas a desarrollar programas de bienestar físico, mental o incluso económico son siempre de mucha ayuda. La salud mental se ha puesto por fin en primera línea de actualidad porque vivimos en un mundo de incertidumbre que afecta mucho a nuestras organizaciones, por eso, como empresas tenemos la responsabilidad de ofrecer propuestas que ayuden a aliviar y acompañar a las personas en este sentido.
Otro de los aspectos que creo que ayuda al bienestar mental son los programas de voluntariado corporativo. Las personas crecemos cuando ayudamos a los demás y la serotonina se genera de forma exponencial.
¿Qué recomendarías a una empresa que tiene un porcentaje importante de desafección por parte de sus empleados?
Lo más importante es que escuchen a sus colaboradores, preocuparse por los problemas que tienen en el día a día, o conocer cuáles son sus incertidumbres.
La mayoría de los problemas que generan desafección tienen que ver con la falta de comunicación, o con un exceso de una comunicación no eficaz y que no va dirigida a minimizar su incertidumbre. Hay que escuchar y empatizar.
Preguntarse porque hay ese grado de desafección, y poner en marcha medidas que ayuden a suavizar esa herida en el zapato, sin grandes pretensiones, con humildad y poco a poco.
¿Qué opina de la pertinencia de adoptar medidas disruptivas, de las que se están hablando mucho en los últimos meses, como la semana laboral de cuatro días?
Yo creo que mas que una semana de cuatro días tenemos que ir hacia esquemas de trabajo flexibles que permitan la autogestión y la colaboración en este entorno, para esto hace falta tener unos objetivos claros y compartidos y gestionar por confianza, además nos tiene que acompañar la legislación. Luego como nos organicemos dependerá de cada organización.
¿Considera que existe mucha diferencia entre las demandas laborales que exigen y los grados de satisfacción de los empleados de la Generación Z o millennial frente a los profesionales más seniors?
Más que hablar de generaciones, hablaría de momentos vitales, tu vida va cambiando y tus demandas, necesidades y anhelos cambian también con todo eso, por lo tanto, en cada momento necesitas cosas diferentes.
De hecho, creo que la pandemia ha conseguido desdibujar el concepto de generación, en general, todos hemos cambiado nuestra manera de ver el mundo. Por eso ahora somos todos más exigentes, porque no estamos dispuestos a todo a cualquier precio, hemos centrado prioridades y nos hemos acercado a los millennials para ser capaces de poner sobre la mesa estas prioridades y no estar dispuestos a todo por el desarrollo profesional exclusivamente.