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¿Tu oficina es un oasis o un campo de batalla? 

Una oficina es un espacio compartido donde resulta imprescindible tener en cuenta ciertas reglas para favorecer la cordialidad, asegurando así una convivencia sana con el resto de compañeros. Además, disfrutar de un buen ambiente laboral ayuda a sentirnos más cómodos y motivados, repercutiendo positivamente en la empresa. 

La comunicación es indispensable en cualquier tipo de convivencia. Ante algo que nos moleste, lo recomendable es comentarlo en privado con el compañero en cuestión sin fomentar las críticas y los corrillos. Por otro lado, siempre y cuando el trabajo lo permita, es bueno colaborar con los compañeros. Participar en las actividades que nos propongan demuestra interés por el bien común y ayuda a relajar tensiones compartiendo tareas. Sigue leyendo para descubrir otros gestos que harán de la oficina un oasis empresarial. 

Cordialidad ante todo 

Dar los buenos días, dejar salir antes de entrar o ceder el paso son las normas de urbanidad básicas que deberían ponerse en práctica en cualquier espacio de trabajo, incluso en momentos de tensión o preocupación laboral. 

Y si se hace con una sonrisa, mejor que mejor. Las personas que sonríen de forma  natural tienen más facilidad para conectar con los demás creando una sensación de bienestar y buenas vibraciones. Aunque no siempre se tengan motivos para ello, intentar esbozar una sonrisa en determinados momentos da muy buenos resultados. 

Por otro lado, si durante el fin de semana se comparte tiempo de ocio con algún compañero, hay que aprender a separar ambas parcelas de la vida. 

Ser respetuosos 

El partido del sábado, las próximas elecciones o nuestra opinión personal sobre un tema espinoso de actualidad son conversaciones poco recomendables en el entorno laboral, especialmente para personas muy apasionadas. Por lo general no conducen a nada y suelen generar crispación en el ambiente. Mejor evitarlas si no quieres que la oficina se convierta en un campo de batalla.  

De igual modo, es importante respetar el espacio de los demás. Por muy a gusto que estemos, nos encontramos en una oficina, no en nuestra casa. Es comprensible que después de comer adoptemos una postura algo más relajada, pero situar las manos detrás de la cabeza, recostarnos sobre la mesa o colocar los pies encima son algunas de las posturas que perjudican la salud y causan bastante mala impresión. 

Vigilar el volumen  

Trabajar con música puede mejorar la productividad, siempre y cuando no perjudique al resto del equipo. Por otro lado, si necesitamos hablar con un compañero que se encuentra a cierta distancia, nos olvidaremos de gritar de una mesa a otra ya que puede desconcentrar y resultar molesto al resto de la plantilla. De igual modo, si se debe mantener una conversación personal por teléfono será preciso modular el volumen.  

Asimismo, los ruidos constantes con el bolígrafo, el pie, tararear o silbar canciones pueden resultar algo molestos y ser motivo de tensión. Siguiendo esa línea, masticar chicle, tomar un café o un tentempié a media mañana puede ser una buena manera de espabilar, o un terrible suplicio para los que te rodean.  

No somos islas 

Incluso si vamos a mil por hora y tenemos muchas cosas en la cabeza, es bueno recordar que en el trabajo estamos rodeado de personas en circunstancias muy similares a las nuestras. 

Preguntarles por la evolución de dolor de cabeza, felicitarles por su cumpleaños o abrirles la puerta cuando van cargados de expedientes, son formas muy sencillas de contribuir al buen ambiente laboral.  

Por otro lado, aunque a veces sea inevitable oír alguna conversación ajena, respetar la privacidad de los demás es imprescindible. Es normal que dentro del grupo de trabajo establezcamos relaciones de confianza con algunos compañeros, pero recuerda no resultar entrometido ni intervenir en los asuntos personales (salvo que específicamente te pidan consejo). 

Buenas vibraciones 

Las personas que ríen son más productivas. Una cultura corporativa basada en el humor y la felicidad en el trabajo no solo retiene a los trabajadores con talento sino que aumenta su compromiso. También es buen momento para recordar que no todos tenemos el mismo sentido del humor y a veces puede resultar difícil encontrar el término medio entre ser gracioso y resultar cargante.